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2+2:5

La peligrosa manipulación de la felicidad

"Dice el gobernador que este otro niño es más guapo para adorar."
"El gobernador dice que este niño es tan guapo que hasta los espejos piden adorarlo. ¡Cuidado, que los ángeles pueden empezar a hacer fila!"  Vidal Somohano. Humor (CC BY)

   Imagina que un día cualquiera, te levantas con el sol asomándose tímidamente por la ventana, como un niño curioso que empieza a explorar su mundo. Tomas un bolígrafo y, sin más, escribes en una hoja blanca: “2+2=5”. En un instante, todo cobra sentido. Pero, ¿cómo puede ser posible?

   Las matemáticas, esas reglas inquebrantables que nos enseñan desde pequeños, ¿pueden realmente torcerse? ¿Puede un simple cálculo, tan evidente como sumar dos manzanas más otras dos, dar como resultado cinco? A primera vista, parece una locura. Pero, ¿y si te dijera que esta aparente contradicción es una puerta a un reino más vasto: el pensamiento mismo?

1. La tiranía de la exactitud

   En el rígido mundo de los números, 2+2 es, indiscutiblemente, igual a 4. Si alguien se atreve a decir lo contrario, lo primero que harías es saltar, gritar: “¡Eso no puede ser!”. Tienes razón, claro, en parte.

   Las matemáticas son una disciplina que busca la precisión, un lenguaje que utilizamos para entender y medir nuestro universo. Pero, ¿qué sucede cuando abandonamos el terreno de lo exacto? Es aquí donde el pensamiento se desliza, como un pez en un río, un terreno mucho más fluido donde las reglas pueden doblarse, estirarse y, a veces, incluso cuestionarse.

   Umberto Eco, maestro de las ideas profundas, y Stephen King, el rey del terror psicológico, nos muestran que lo que parece ser una "verdad" matemática puede transformarse en un juego mental intrigante. Las matemáticas pueden ser el reino de las certezas, pero el pensamiento abre un sinfín de posibilidades. A veces, esas posibilidades son intencionadamente inexactas, como si el pensamiento nos empujara a intentar convertir lo imposible en algo posible, aunque sepamos que, al final, es solo un truco.

2. ¿Dónde nace el truco?

   Vamos con una historia curiosa. En 1949, George Orwell, en su magistral novela 1984, planteó una idea inquietante: el poder es tan inmenso que puede convencer a cualquier persona de que “2+2=5”. Aquí no estamos hablando solo de números; estamos explorando la capacidad de controlar la realidad. No es que las matemáticas hayan cambiado; es que la percepción y la manipulación del pensamiento humano pueden llevarnos a aceptar lo que antes considerábamos imposible. En este caso, el problema no radica en la suma, sino en el deseo de moldear la certeza.

   En el Renacimiento, los filósofos se adentraban en la lucha entre lógica y sueños. Se preguntaban: ¿y si los números no fueran una ley absoluta, sino una construcción de nuestra mente? Este tipo de pensamiento permitía a científicos y artistas crear teorías y obras que desafiaban las rígidas reglas de la realidad. Si Leonardo da Vinci se hubiera limitado a seguir las normas exactas, ¿hubiera concebido sus máquinas voladoras siglos antes de que existieran los aviones?

Imagina observar ese inmenso caballo, con cuya postura se intenta desafiar la estabilidad del objeto. Todo ello como muestra de poder y conocimiento en la corte de los Sforza. Vidal Somohano. Caballo_Leonardo (CC BY)
Existen diversas recreaciones sobre lo hubiera sido el posible resultado final de la obra. Vidal Somohano. Caballo-Sforza (Dominio público). Vidal Somohano. Caballo_Sforza (CC BY)
Existen diversas recreaciones sobre lo hubiera sido el posible resultado final de la obra. Vidal Somohano. Caballo-Sforza (Dominio público)
Cuanto más compleja resulta ser una obra de arte, mayor majestuosidad aporta sobre la identidad del contratante. Vidal Somohano. Caballo_Leonardo (CC BY) 

3. La diferencia clave

   Las matemáticas buscan la verdad; el pensamiento, la posibilidad. Uno es preciso, el otro, impredecible. Cuando sumamos 2+2 en el mundo de los números, el resultado es 4. Pero en el mundo de las ideas, 2+2 puede ser cualquier cosa que el pensamiento se atreva a imaginar. Esta es la diferencia entre lo exacto y lo flexible, entre un cálculo estricto y un abanico de interpretaciones.

   Aquí es donde el pensamiento se torna emocionante. Nos invita a enfrentarnos a la pregunta: ¿qué sucede si intentamos transformar una imposibilidad en certeza, sabiendo que no podemos? Esta tensión entre la certeza y el intento es lo que impulsa a filósofos, científicos, artistas y escritores. Sabemos que no podemos hacer que “2+2=5” en la realidad matemática, pero en el reino del pensamiento –el arte, la literatura, la filosofía– todo es posible. Y en ese “todo es posible” encontramos la verdadera libertad.

4. Una pregunta para ti

   Entonces, amigo estudiante, soñador, curioso… ¿qué harás con este conocimiento? ¿Seguirás las reglas, aceptando que 2+2 siempre será 4, o te atreverás a pensar más allá? Porque quizás, si piensas lo suficiente, descubrirás que en ciertos contextos, en ciertas realidades, 2+2 no es solo 5, sino que podría ser 100.

5. Un giro inquietante

   Ahora, llevemos este concepto a un nivel más profundo. Pensemos en la manipulación de la realidad que vemos en la vida cotidiana. Por ejemplo, la reciente declaración de Nicolás Maduro sobre el inicio de la Navidad el 1 de octubre. En un país donde la crisis se siente en cada rincón, la creación de esta "nueva" Navidad es un intento de controlar la percepción de la felicidad. Es un eco de lo que Orwell describió, donde la manipulación del tiempo y las tradiciones se convierte en una herramienta para distraer y, en última instancia, someter.

   En este juego de sombras y luces, es inevitable recordar las palabras de Joseph Goebbels, el propagandista de la Alemania nazi: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. En este contexto, el anuncio de Maduro se siente como una forma de controlar la narrativa, de decirle a la gente que, aunque el sufrimiento persista, la Navidad llegará antes, como una promesa vacía. La verdadera cuestión es: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar esta ilusión en nombre de la felicidad?

6. Reflexiones finales

   La historia está llena de ejemplos de manipulación colectiva sobre tradiciones festivas. Desde la Revolución Francesa, que alteró el calendario y eliminó festividades religiosas, hasta la Prohibición en Estados Unidos, donde se cambiaron tradiciones en nombre de un ideal. Y, si miramos más atrás, podemos encontrar paralelismos con la iconoclastia del siglo XV, donde imágenes y prácticas eran desafiadas en nombre de una nueva verdad. Así que, querido lector, mientras meditas sobre estas ideas, te invito a reflexionar: ¿qué es la realidad en un mundo donde el poder y la manipulación juegan a sus anchas? ¿Estamos dispuestos a abrazar las sombras de la ilusión o a buscar la luz de la verdad, incluso cuando se encuentra oculta en los recovecos más oscuros de nuestra historia?

   Al final, la verdadera magia del pensamiento radica en jugar con lo que parece imposible. Es un viaje fascinante y desafiante que invita a cuestionar no solo las matemáticas, sino todo lo que creemos saber sobre el mundo que nos rodea. ¿Te atreves a dar ese paso?

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